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El verano no es solo playa, chanclas y vacaciones. También es la excusa perfecta para revisar cómo comes y adaptar tu alimentación al calor, los cambios de rutina y ese deseo irresistible de vivir con menos complicaciones. Comer bien en esta época no tiene por qué ser aburrido ni un suplicio.

Aquí van unos tips para sobrevivir (y disfrutar) del verano y tu alimentación.

Hidratación: sí, pero con gracia

Sí, ya sabes que hay que beber agua. Pero si el agua te parece aburrida como una peli sin final, dale alegría:

  • Añade rodajas de limón, lima o pepino
  • Juega con frutas como fresas o arándanos
  • Ponle hojas de menta o albahaca para que huela y sepa a verano

Evita los refrescos azucarados o esas bebidas “energéticas” que solo te deshidratan más. Si quieres algo con burbujas: agua con gas y unas frutitas. ¡Refrescante y sin culpa!

Dulces de verano: sí, pero con control

Helados, horchata, granizados… están por todas partes. Pero abusar de ellos es una trampa dulce. Azúcar + calor + sed = combo nada bueno.

Hazlo mejor:

  • Sorbetes caseros sin azúcar
  • Yogures con fruta congelada
  • Batidos naturales con bebida vegetal o yogur

Puedes darte un capricho sin pasarte al lado oscuro del azúcar.

Fruta y verdura: tu escudo anti-calor

Apunta esto: mínimo cinco raciones de fruta y verdura al día. No solo por salud, también porque te hidratan, te llenan de fibra y vitaminas, y evitan esos picos de hambre traicioneros.

Un truco: ten siempre algo lavado y cortado en la nevera. Si está listo para comer, no te lo piensas. Y si puedes evitar los zumos y prefieres la fruta entera, mucho mejor.

Cuida tu estómago (y evita sustos)

Con el calor, los bichitos en los alimentos se multiplican. Ojo con:

  • Carnes mal cocinadas
  • Huevos crudos (¡adiós mayonesa casera si no están pasteurizados!)
  • Lácteos sin refrigerar

Lava bien frutas y verduras, guarda todo en frío, y cuando tengas dudas... ¡mejor prevenir que pasar el día en el baño!

Baja el ritmo y ¡disfruta!

El verano también es para respirar, desconectar y resetear. Aprovecha para dormir más, moverte al aire libre y comer sin estrés. Tu cuerpo no necesita dietas extremas ni reglas imposibles, solo un poco de cariño y atención.

Haz de este verano una excusa para cuidarte mejor... y disfrutarlo a tu manera. 

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